Bandarreo

Larga vida

Por  7:42 h.

Es de ley que la savia nueva reemplace a lo más antiguo. Pero lo que está claro es que los  conceptos de ‘joven’ y ‘antiguo’ también pueden convivir juntos y más si esa unión es para cantarle a Cádiz. Y vaya si lo ha conseguido.

Son 50 años de comparsas,  50 años cantando a su tierra. Desde los inicios, allá por el año 68, con su primera comparsa ‘Los Mayordomos’  hasta hoy, con ‘Ley de Vida’, reinventándose año tras año. Como ya comentó él mismo  en su momento, opino que «quien no defiende a su tierra, no es digno de ser de ella». Figura indiscutible en el mundo de la comparsa y del Carnaval durante décadas, siempre compitiendo con los más grandes de la fiesta y ganando primeros premios ante todos ellos. Sus muchas letras quedarán en la memoria como auténticos himnos del Carnaval de Cádiz: la presentación de Caleta o Voces Negras o el pasodoble de la rosa de Capricho Andaluz. En 1997 pregonó el Carnaval y posiblemente es uno de los mejores pregones que hemos podido escuchar. Fue un pregón muy gaditano. Yo les digo, parafraseando a Quintero, aunque Antonio Burgos fuera el ocurrente, que «aquí hay que mamar» o, dicho de otro modo,  como canta el mismo Martín, «en Cádiz hay que vivir». Y qué verdad más grande es ésa, que para sentir Cádiz como lo siente un gaditano, no solo hay que morir por Carnavales.  Ser de Cádiz es mucho más, esto lo entienden sólo los gaditanos.

Ahora nos toca disfrutar y «gaditanear», ponernos a escuchar,  trasladándonos en el tiempo, a gente que ya les acompañaba por aquellos años de los 80 y los 90 en sus comparsas. Qué sensación volver a escuchar las mismas voces de entonces como Caracol y Mcgregror , Pedro Ramos, Mayones, Catalino, Gallego. Recordé aquellos grupos como Entre Rejas, Soplos de vida  o A fuego vivo, que fueron los de mi infancia, con los que crecí y los que hicieron crear en  mí esta afición por la fiesta. Quizás se hayan reunido para darles el último adiós, carnavaleramente hablando,  al mejor coplero de Cádiz,   Antonio Martín García.

Nacer para morir, no hay más ley de vida que ésa, pero los viejos copleros nunca mueren, las coplas los harán  inmortales. Muchos años más de comparsa, Martín.

¡Salud, Cadismo y Carnaval!