OPINIÓN

AFICIONADOS SÍ, ULTRAS NO

Por  3:11 h.

 

Una de las cosas más bonitas del Carnaval es poder vivirlo desde el punto de vista del buen aficionado, desde el prisma de aquel al que le encanta esta fiesta, le apasiona escuchar coplas, le sorprende ver por primera vez puestas en escenas nuevas e intenta quedarse con algo bueno de la mayoría de las agrupaciones. Son esos aficionados que escuchan las actuaciones o van al teatro sin la camiseta de ningún coro, comparsa, chirigota o cuarteto, los que no van predispuestos a nada, los que no son de ningún autor en concreto sino que cada año su predilecto es el que les guste más. Son los aficionados verdaderos, los que más disfrutan del Carnaval, aunque desgraciadamente cada vez son menos numerosos, o quizás son eclipsados por el ruido de los ultras.

Resulta que esos radicales están haciendo demasiado daño al Concurso, se les ha ido de las manos. Solo van al teatro para calentar o enfriar el ambiente, dependiendo de si la agrupación que viene es «la suya» o es otra de la competencia. Para gritar ¡campeones, campeones!, de manera más que forzada a sus defendidos, para que el aplausómetro baje cuando hay una agrupación no afín. A veces parece que estas personas viven con más intensidad el Concurso que los propios participantes y no es de extrañar que acaben el Carnaval con una úlcera cada uno, de la tensión acumulada. Lo que no saben es que su actitud perjudica más que beneficia a los que jalean, ya que todos los que estamos en el teatro tenemos calados a estos mal llamados aficionados.