Durante la Primera Guerra Mundial surgió la creencia popular de que dar fuego a tres fumadores de forma consecutiva daba mala suerte. El origen está en el campo de batalla. En una noche cerrada, la lumbre de un cigarro era visible a muchos metros, desde las líneas enemigas. Si se encendía uno, se alertaba al oponente. Al segundo, apuntaba. El tercero, recibía el disparo mortal. De ahí que muchos supersticiosos no quieran dar nunca fuego a tres personas a la vez o recibirlo en tercer lugar. Ayer, Fragela podría haber sido escenario de esa vieja estampa bélica porque estaba desierta como un campo de batalla nocturno. Eso sí, lo de los tres cigarros habría sido complicado. Fue difícil ver juntas a tres personas, fumadoras o no, en toda la noche. Ni en el descanso se formaron corrillos. Tenía el aspecto de una noche cualquier del resto del año.
Aragón rima con decepción
A falta de argumentos copleros en la noche, las pocas tertulias giraban alrededor de ‘Los príncipes’ de Juan Carlos Aragón. Abunda la sensación de que en su constante alejamiento de la sencillez vocal, con su barroquismo, conecta cada vez menos. Es pronto ser firmes.
¿Y el Cádiz?
En Cádiz, lo que no se canta en Carnaval no existe. Este año, decían anoche ante la La Bella Italia, no aparecen letras al Cádiz Club de Fútbol. A la espera de Manolito Santander, nadie se acuerda. Mala cosa caer en la absoluta indiferencia.
¿No tienes amigos ni familia?
Es la pregunta que se escuchaba ayer en referencia a cuartetos como el de la primera sesión, el de ayer o la chirigota ‘Los sgayderman’. ¿No tienen a nadie que les diga que no están para el Falla, que pueden pasarlo bien en la calle sin exponerse ni molestar?. Los de Medina, para colmo, tuvieron el mal gusto de basar todo su repertorio en la peor televisión.