Vicente Sánchez mete a los grandes mitos del rock en el Teatro Falla

El concejal clonado presentó a los Rolling Stones y Los Beatles en un día en el que el protagonismo estuvo sobre las tablas

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Casi nada. Los Beatles y los Rolling Stones en el Falla, y el público criticando que no había ningún famoso entre los palcos del Teatro. Rompían sobre las tablas. El talento y la picardía británicos conquistaron el templo.
Abrían cortinas esos escarabajos trillizos, clonados a golpe de tango. Cuarenta años han transcurrido desde su última visita, les ha dado tiempo a procrear. Villegas ha dejado su legado. Las notas de la guitarra, esa falseta, arrancaban las primeras palmas. La actuación alcanzó su plenitud en el final. Un climax jaleado desde todos los rincones del teatro.
Cayeron las cortinas pero la mecha ya estaba encendida. Por primera vez se intentaba la ola, todavía falta de fuerza y con poca espuma. Los Beatles triunfan, poco antes de que aparezcan los Rolling. En medio, dos teloneros que aguantan el tirón hasta la llegada de los mitos del rock and roll.
Una ausencia de excepción. Paco Cárdenas, quien tanto hace porque vengan artistas de nivel internacional, se quedaba en cama enfermo. Eso sí, el palco de autoridades repleto, con la alcaldesa Téofila Martínez a la cabeza y saludando a los pelucas más significativos, que uno de ellos será el dios Momo de este año.
El nerviosismo aumentaba. El regidor de escena, Miguel Ángel Fuertes, corría de un lado para otro ultimando los preparativos. Los gritos a la chirigota gaditana se sentían en todo el teatro. «A recoger», que llegan los grandes.
Las ninfas se maqueaban para la ocasión, con su antifaz, gorrito y collar de papelillos. La expectación era máxima. De ahí el presentador, el concejal de Fiestas Vicente Sánchez (más bien su doble), el principal culpable del histórico concierto, por mucho que le atizaran.
Sale Mil Llagas (Mick Jagger en gaditano) y las fans gritan enfervorecidas. No hay desmayos, sólo carcajadas. También Keith Richards y Ron el legendario Wood demuestran su chispa en un macarrónico lenguaje gaditano. «Ole, ole, y ole, y el que no diga ole que le den en la cara con una canelones», gritan las yuppies a sus ídolos.
Ellos llevan 30 años en la música, por eso lucen en sus solapas los antifaces de oro. Mientras, la edil Mercedes Colombo no para de reírse con las peripecias de su compañero de gobierno Vicente Sánchez (el falso).
El verdadero aguanta el tipo, y no duda en aparecer por detrás de la escena cuando acaba la actuación. «En la final me pido un sitio con vosotros», promete el edil. «Trato hecho», le responde Jagger. Las cámaras están como testigo, «aunque siempre masca letra, porque no va mucho a los ensayos», siguen con la burla.
Las niñas están como locas, sobre todo las del supermercado. La cajera más gordita no para de enseñarles la ropa interior, pero la que lleva puesta. Las mandíbulas del respetable empiezan a cansarse a medida que transcurre el popurrí. Toca guardar fuerzas, que en el descanso hay que comerse el bocadillo.
Así medio acaba una sesión de clase media, con una primera mitad espectacular (se presagian dos grandes premios) y una segunda desangelada y sin chispa. Han sido demasiadas emociones fuertes. Los dos grandes mitos de la historia del rock han puesto el teatro patas arriba, y luego entran los mareos.
El desfile procesional finaliza después de la actuación de A los que se les ve la pluma. El sueño ha terminado, y entonces aparece el sueño de verdad. Para los que se quejan de que este Consistorio nunca programa buenos conciertos para la fiesta, ahí queda eso. Porque como dicen los Rolling, con «el Ayuntamiento, de gratis, sí».
jaguilera@lavozdigital.es