Unos cuplés metidos en conserva

La chirigota santanderina de Santoña vino con un obsequi propio del presidente de su región, tras 1100 kilómetros de ida y otros tantos que ahora les quedan de vuelta

Por  10:08 h.

Minutos antes de que arranque la sesión al otro lado de los gruesos muros del Falla, Los que vienen a tirar del carro, agrupación de Santoña, provincia de Santander, afina en camerinos. Lo repasan todo a conciencia, y el conjunto no suena nada mal.
La otra chirigota de Santander (si contamos a la de Manolito) calienta voces. José Ángel Valle, su director, nos atiende en un pequeño receso, con los ojos puestos en sus chicos, con los que tiene que volver.
1.100 kilómetros son los que separan a Santoña de Cádiz; otros tantos de vuelta, aunque en avión se hacen cortos. «En realidad hemos hecho más kilómetros porque hemos venido por Barcelona», explica sobre el rodeo que han dado.
Cada uno de sus dos días por tierras gaditanas han tenido un ritmo diferente. El domingo fue frenético. Lo dedicaron a visitar algunas peñas señeras y locales indisolubles de su imaginario carnavalesco.
Y del vértigo, al descanso. «El día de hoy (por ayer) lo hemos tenido de ‘concentración’», comenta el máximo responsable de la agrupación de la plácida antesala a la actuación, en un paralelismo con las horas previas a un encuentro futbolístico.
Ellos también quisieron pisar el ‘terreno de juego’ antes de la cita, así que el domingo se acercaron por el Falla. «Estuvimos viendo al coro de Julio Pardo, porque no habíamos entrado nunca, y no queríamos que nos cogiera de ‘nuevos’».
En cualquier caso, no se permitieron muchas alegrías noctámbulas: «Nos fuimos prontito para la cama», contrarresta la fama de trasnochadores de los carnavaleros.
La  mañana de ayer  la dedicaron a los últimos retoques, y por la tarde se vieron con la gente de Puerto Real que les ha preparado el forillo. «No habíamos venido antes a verlo», confiesa José Ángel, aunque estaba satisfecho con el resultado. 
El punto de encuentro previo al Falla fue la peña Los Adoquines, en la calle Sagasta. «En plena Viña», certifica como sello de calidad el representante  de estos debutantes.
La concepción del Carnaval de Santoña es bastante similar a la de la fiesta gaditana. «Allí siempre había habido, pero nunca habíamos tenido concurso», explica el director de la chirigota, que allí seguirá llamándose ‘murga’.
La fuente de inspiración del Falla es clara: «Se vio el reglamento que tenéis aquí, e hicimos algo similar». Allí hay una sola modalidad, que de todos modos desgrana su presentación, pasodobles y demás repertorio. «Luego ya hay murgas que son más graciosas, y otras que lo son menos», diferencia José Ángel sobre un primer atisbo del binomio chirigota/comparsa.
El número de componentes es mucho más amplio. Hay murgas de hasta 25 personas, de hombres,  mujeres y mixtas. La que acudió al Falla actúa en su Santoña natal con 21 componentes, incluyendo algunas voces femeninas que no se  dejaron oír en el Falla. La próxima será.