Carnaval

Una batalla, marítima, de coplas

Las finalistas del COAC ofrecen sus repertorios por vez primera en el Paseo

Por  19:28 h.
Una batalla, marítima, de coplas

Manué sigue vivo. Y anda muy fresco en este martes de Carnaval, día de Andalucía, jornada de estreno en la fiesta gaditana. Decían sus sentidos amigos de la chirigota de San José de la Rinconada ‘No te vayas todavía’, que el difunto gastaba malaje, pero a orillas del mar, el carácter cambia. Manué se presta a una foto por aquí, un selfie allí, un abrazo, y otro, alguno más entre murmullos. «Es el muerto de la chirigota de Sevilla». Y el Paseo, que a esta hora, en la zona que presiden las estatuas de la diosa Gades y El tío de la Tiza, parece una feria, vive otra jornada histórica de un Carnaval ‘exótico’.

Manué y sus compañeros de chirigota no son los únicos inéditos este martes. Lo es el escenario, más propio de un  añorado ‘Cádiz latino’, que de una agrupación carnavalesca. Pocas coplas se le ha cantado a la playa de La Victoria, o a Muñoz Arenillas, Ingeniero La Cierva o Cortadura. Pero este fue ayer el entorno donde, al compás de las olas, se batieron algunas de las agrupaciones más punteras de este COAC 2017. Los tres primeros premios de chirigotas: ‘Los del planeta rojo, rojo, pero rojo’ de Vera Luque, ‘Los de Cádiz norte’de Manuel Santander, y ‘No te vayas todavía’, la del Bizcocho y Manué. Los sevillanos aguardan mientras reparten sonrisas para los flashes, a que ‘Los peregrinos’ de Juan Carlos Aragón concluyan su repertorio (también cantó después ‘Los irracionales’ de Bienvenido.

Como si de un partido de béisbol se tratase, chirigotas y comparsas van conquistando bases, hasta cuatro, en un paseo que recuerda al de otras celebraciones ya extinguidas como las barbacoas del Carranza o el Festival Aéreo. El experimento promovido por la Delegación de Fiestas contenta a la mayoría. Menos a los que esperaban encontrarse con más grupos, más bulla, menos espacio para escuchar. Los negocios de hostelería, a rebosar, con el efecto rebote a otros de la Avenida. El sol invita a descalzarse, caminar por la arena, acercarse o huir de la batalla de coplas. El corte del tráfico facilita el transitar por la carretera en busca de una mesa libre o de una bocatería y una barra. El Carnaval de la calle, en la playa, se vuelve más cómodo y familiar, si apuran, más universal. El Carnaval de la calle, en la playa, une al pueblo en sus dos extremos, facilita la fiesta, y el desahogo, a todos.

No están en la escalerilla de Correos, ni de Medicina, pero los móviles no cesan de grabar a ‘Los equilibristas’. En el módulo central de la playa Victoria, a eso de las 15 horas, el grupo de Ángel Subiela se sube al alambre en círculo. Los que miran al mar: «Mira que me tiro, mira que me tiro». En la acera de enfrente se cuela una chirigota callejera de institutrices muy picantonas para el disfrute de quienes almuerzan en una de las terrazas que salpican el paseo. Cádiz y la esencia de su Carnaval han cruzado las Puertas de Tierra (los coros no cantaron en la batalla de coplas porque estas agrupaciones protagonizaron un carrusel en intramuros). No se ha producido ningún cataclismo. A veces conviene cambiar el orden de las cosas, aunque rara vez se alineará tanto el calendario como en 2017 para repetir el experimento. Con los condicionantes de ayer, y tras tres jornadas consecutivas de ebullición en el casco histórico, el aire fresco sentó de maravilla. Se notaba hasta en la cara de Manué.