Un público cariñoso se reúne en la mesa camilla

La jornada del jueves se impregna de un clima familiar, tanto por la vinculación a los grupos como por la escasa asistencia al Falla

Por  11:32 h.

La sesión del jueves, se mire por donde se mire, fue de lo más familiar. Familiar porque gran parte del público estaba vinculado a alguna agrupación, en especial al coro de Sevilla, que se trajo  medio patio de butacas. Y familiar también porque los picos de calidad fueron contemplados por una selecta minoría que apreció los pequeños destellos, sobre todo del cuarteto de Gago.
«Esto sí que es un peazo coro», gritaban sin tapujos los aficionados llegados de la capital hispalense, puestos en pie, mientras algún gaditano incrédulo les seguía la broma, con un aforo a medio gas.
De nuevo la primera teniente de alcalde de Puerto Real, Ana Mosquera, se acercó por el Falla, esta vez para ver a la comparsa femenina. Dentro un inicio demasiado frío, las Ninfas, en un arranque de responsabilidad, se lanzaron a tocar las palmas a compás con la chirigota de Nerva. Pueden tomar buena nota el diseñador Antonio Ardón y otros miembros del jurado que deben elegir a la Diosa, de su excelente comportamiento.
Mientras, el Gallinero los despedía con un irónico «Otra, otra». La bomba que los artificieros lanzaron al público dio al menos para entretener al respetable, casi más que su propio repertorio.
En el palco de los Antifaces se sentaban entre otros Subiela, Ripoll, El Noly o Basilio. El cuarteto estaba al llegar. Las palmas de paraíso siguen siendo el termómetro de que algo bueno se avecina.
Con gritos de «Cuarteto, cuarteto» algo inseguros (no se sabía cuál era el final del tema libre) les acompañaron aplausos cariñosos, que se hicieron extensivos también a la chirigota de Manolín Gálvez.