Estas noches las carga el diablo porque parece que todo el mundo está pendiente únicamente de que terminen para poder conocer los que pasan y debatir sobre los supuestos cajonazos. Por eso tiene más mérito defenderlas de esa interferencia. Finalmente, con un ambiente festivo ayudado por la condición de sábado, lo consiguierno varios grupos. Quizás, el que más, ?Los puretas del Caribe?, que se reivindicaron como claros aspirantes a la final del próximo viernes. Pero no fueron los únicos en poner al público en pie y distraer de la espera del dictamen del jurado. Lo consiguió, desde el principio, el coro de Nandi Migueles que defiende el primer premio del año anterior y, aunque parece que tendrá difícil revalidarlo, sí que se manifestó como otro posible finalista. La chirigota del Sheriff animó la situación hasta el final. Podría decirse que, en algunos momentos, hasta se olvidó que había un pase a semifinales que esperar cuando cayera el último telón de la noche. Pero los corrillos se encargaron de recordarlo y la última actuación se cargó de esa tensión tan especial que dice que va a pasar algo cuando acabe. Y pasó, claro, bueno que si pasó.