Carnaval

Si alguien acerca un mechero, estalla

Por  2:47 h.
Si alguien acerca un mechero, estalla

Noche de tensión, de nervios, de algo muy parecido al mal rollo, que empezó con la hermosa expectativa, con la limpia ilusión de los que querían ver a su grupo preferido. Nunca como hasta ayer se habían visto colas a las siete de la tarde, dos horas antes del inicio, para entrar a una función. Pero lo que era ansia se convirtió en desazón y casi todas las noticias de la noche la incrementaron. Primero, el triste episodio del cuarteto, de tipo realmente discutible pero ensayado, al menos, que se topó con el trato de un sector de público que lo boicoteó. Hasta tal punto llegó el asunto que el resto del aforo se volvió contra los saboteadores que fueron, finalmente, desalojados. El daño ya estaba hecho. Juan Carlos Aragón era el hombre de la noche. Todos le esperaban y el bullicio que sirvió de prólogo a la actuación de su grupo encajaba con cualquier cosa menos con el nombre de ‘Sereníssima’ que lleva su comparsa. El ambiente podía cortarse con un cuchillo. El ruido precedía al silencio que no llegaba. Tras la actuación, la tensión no se diluyó. Se convirtió en debate. Un autor que adora arriesgar dibujó una raya entre los espectadores. O conmigo o contra mí. La apuesta es complejísima, cuesta asimilarla, lo que no quiere decir que pueda cautivar como ninguna. Los aficionados, y los días, dirán. Incluso uno de sus rivales, Antonio Martín, pareció invisible aunque acudió a respaldar al coro con el que colabora. El segundo gran grupo de la velada, la chirigota del José Luis Ballesteros ‘Love’, con nueva autoría, también quedó sepultado por toneladas de nervios. Quizás forme parte ineludible del juego. Quizás sólo así se formen colas en taquillas y para entrar. Quizás el morbo y la tensión sean ingredientes imprescindibles de la receta.