Recuerdo de mi primer cuplé sobre el escenario del Gran Teatro Falla

Por  9:54 h.

Ese Germán, ese Germán», los chiquillos corean el nombre del presentador de Onda Cádiz en su caminata rápida por los pasillos. Todos ‘le ponen cara’ por su labor en la pequeña pantalla, pero pocos saben que además él fue el creador de la Escuela del Carnaval, un proyecto que surgió mientras se encontraba cursando Magisterio en el campus del Río San Pedro.
La Asociación de Autores apoyó esta idea, que cogió ritmo gracias a los ánimos de la ‘dupla’ formada por el propio Germán y por Luis Rivero, el vocal destinado por el colectivo para esta tarea. Al Ayuntamiento le gustó la idea, y le brindó su apoyo.
Relevo de coordinadores
Rivero está destinado en Algeciras, por lo que este año la Escuela del Carnaval está coordinada por Francisco Javier García, que además es maestro en paro. Un total de 14 agrupaciones compuestas por alumnos de Primaria (de seis a doce años) tienen su ‘bautismo carnavalesco’, en la tercera edición de la iniciativa. Los chiquillos empiezan a ensayar a mediados de octubre, y ahora muestran el resultado.
La idea arrancó con pujanza en 2006 y 2007, y después de un bienio de parón resurge con fuerza. «Había ganas de recuperarlo», se felicita Javi una vez superados los pequeños resquicios legales vinculados al estatus que se daba a los monitores.
Aquí no existen ni las envidias ni las peleas que muchas veces se les achacan a los mayores. «Uno de los valores que se prima es que convivan sanamente, que no haya nada de competencia», valora el máximo responsable del programa.
Sobre el escenario cantan su primer cuplé unos simpáticos vendedores de la playa. Un padre, ciertamente exaltado, se acerca hasta el foso y les lanza una voz de ánimo de los que están censurados en horario infantil. Los hay con mucho más ingenio, como otro progenitor ataviado con un sombrero (no sabemos si como tributo a Del Nido o a Antonio Martín), que ejerce de animador y se lleva a todo el público de calle.
Los Jackson Diecifive, provenientes del colegio San Rafael, arrancan gritos de «Chirigota, chirigota». Su tipo y sus coreografías son un ‘pelotazo’. El grupo es mimado por Moisés Rodríguez, el guitarra de las rastas de la chirigota de El Sheriff. Moisés desborda cariño. «¿Tú has actuado ya? ¿Esta guay, no?», le pregunta a uno de los niños, mientras ‘espolvorea’ de mágica purpurina las cabelleras de todos los chiquillos.
El jurado, ‘prestado’ del concurso de Infantiles y Juveniles, es benévolo con todo el que pasa por el escenario. Aquí no hay puntuaciones, y todos se llevan sus buenos ‘dieces’, carteles en mano. «A mí no me habéis puntuado todavía», se queja Eduardo Bablé, presentador eterno. El público le compensa: «Tú sí que vales», le sueltan.
La presidenta y familia
Carmen Sánchez vuelve a presidir el palco municipal. Todo el mundo habla de la paciencia de Vicente Sánchez, pero su compañera edil de Juventud también merece un reconocimiento. Esta vez tuvo durante unos minutos una pequeña acompañante, no sabemos si sobrina o la hija de alguna compañera.
Los pequeños corredores de San Fermín tienen buenos puntos: «El toro tiene más mala cara que las manzanas del Covirán». Y rematan con todavía más gracia la rima: «Pero tiene más mala cara todavía que mi maestro Don Sebastián». Arte.
Por allí, además de a los monitores. Uno de ellos es el ‘apaleado’ figurante del cuarteto de Morera; otro El Pollo, especialista en ejercer de anfitrión con chirigotas foráneas. Puede verse también a Juanlu ‘Cascana’ o a Valdés. Donde siempre se afina ahora se da la merienda.
El presidente de los Autores, Miguel Villanueva, se da una vuelta por los camerinos. Villanueva resalta la idea, del que ha sido uno de los mayores defensores de cara a su recuperación. «Esto es importantísimo, los niños desde pequeños pisan el Falla, y además sin competir; es la mejor forma para que se enganchen», valora Villanueva, quien además defiende el componente didáctico y de defensa de nuestras raíces: «Con esta idea se consigue que plasmen su creatividad, y además con algo de Cádiz».
Menudo compás tienen
Jose Pérez, ‘cajilla’ de doce años y Juanma Cano, ‘bombista’ de once, vienen con la chirigota de San Felipe. Para Jose es ya su tercera aparición carnavalesca, y para Juanma la quinta. Este año también ha participado en Infantiles con Los Caleta Récords.
Se han llevado ensayando entre dos y tres meses, en los que se han ocupado de todas las facetas posibles de la creatividad carnavalesca: «Nosotros mismos hacemos las letras, con el monitor», dejan claro Jose sobre el cuidado de los detalles. Los favoritos de Juanma son los mosquitos de el Sheriff, los de Jose, los vaqueros de Morera. Su ‘profe’ sale en Los Naturales.
Mari Paz, otra de sus compañeras, es la hija de Javi Bancalero, que sale en el coro de Julio Pardo.  A sus doce años, este es su debut en Carnaval. No le ocurre lo mismo a Pedro Mendoza, quien a sus trece es ya todo un ‘antifaz infantil’. Juguetea con la guitarra. ‘Punteao’ en miniatura. Él va ya al instituto, pero ha sido ‘repescado’ por su antiguo colegio. «Yo sabía algunos acordes, y me lo dijeron». Pedro ha estado presente en las tres ediciones ya del Carnaval en la Escuela. Su ídolo es Pacoli, y también sale en el coro Pesadilla antes de Carnaval, de Juveniles, ese en el que tanto brilla la orquesta.
Una madre espera junto a la puerta que da paso del teatro a los camerinos. «Yo iba a llevarle ‘kleenex’, el mío tenía unas velas de mocos…». Su chiquillo, ajeno, corretea en la planta de arriba. Los mozos de San Fermín aprovechan los pasillos para desplegar el ‘pilla-pilla’. Uno de los zombis de Los Jackson no para de aporrear la caja. Los camerinos se han transformado en cuartos de juegos. A todos les llaman a capítulo.
En el otro ala, los pequeños de las Manos en la Masa bajan por las escaleras en una disciplinada fila. Ya en el escenario, la caja, el bombo y la guitarra son asumidas por mayores, pero lo hacen ‘en bajito’ (tan bajitos como los propios componentes). Sus letras hablan de su día a día en el colegio; sus músicas ‘maman’ de las chirigotas de El Love y El Noly o de las comparsas de Martínez Ares. También las ilegales tienen su sitio. Los que se mueren por un polito rinden tributo a los maravillosos Fantasmas de la calle.
Fans de La Academia
Llega el coro de Luis Rivero, que saluda a Javi, su sucesor en esta tarea. «Nos llamaron porque por lo visto el coro le gustaba mucho a los chiquillos», nos comenta. Así es. Los fantasmas pequeñitos se saben de memoria el estribillo de La Academia. Una de sus componentes lo comprueba, y se lleva de propina un cuplé de los chiquillos.
Juan ‘El Ardentía’ se vuelca con sus pupilos: «Atentos policías, que hay varios ladrones robando por la calle Plocia». Hasta a hacer pasacalles les ha enseñado. Su estribillo está a la altura de los de los mayores: quieren coger al ladrón para enchufar la Playstation, la radio y el ordenador. El telón baja, y ellos aprovechan hasta el último resquicio abierto a la caída del telón para despedirse.
El coro afina ante una multitud de pequeños espectadores. «Un magnífico coro, el segundo accésit-nato», así los presenta Eduardo Bablé, que además es ‘arte y parte’. Sale a tocar con la orquesta disfrazado de presentador’.
El primer tango va a su propio debut como ‘pipiolos’ en el concurso de Adultos. El jurado les pone un 10. “A pesar de todo, nosotros hemos cantado cuatro veces este año en el Falla», bromea Rivero. «Y apoyando a la cantera» les secundan desde el patio de butacas.
En fin de fiesta, todos cantan Los Duros Antiguos junto al coro de Rivero. Cada colegio sale por una puerta. Todos se llevan a su casa el recuerdo imborrable de su primer cuplé cantado en el Falla. Los que se quedaron con más ganas podrán desfilar el martes en el Carrusel que antecederá a Momo.