Mujeres

El lunes debutó Tirabuzones, el primer coro femenino que sale en el Carnaval moderno

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El lunes debutó en el Concurso el coro Tirabuzones, que está integrado únicamente por mujeres.
Es el primero femenino que sale en el Carnaval moderno; es decir, en el Carnaval contado desde el 77 para acá; pero, según los estudiosos y coleccionistas, ya, en 1928, de la mano de Eduardo Martínez, salió otro, aunque menos numeroso que éste; y en el 69, la firma De Wald, de televisores, financió la salida de una comparsa de mujeres cuya autoría corrió a cargo de Agustín el Chimenea.
Que nadie crea, ni por asomo, que eso significa que el Carnaval ha dejado de ser machista; en absoluto. Tardará mucho para que esa agrupación deje de ser el coro de mujeres y sea un coro normal y corriente; es decir, un coro de personas.
No me estoy refiriendo a que esa designación la van a llevar como forma coloquial de distinción de los demás, como el coro de los niños, sino que será como un estigma; como el coro mixto, y aunque un año sólo saliera él, todo el mundo diría el coro de mujeres. Es más, estoy por asegurar que si un año se lleva un premio, saldría algún autor diciendo que habría que hacer una categoría femenina, para que compitieran mujeres contra mujeres.
El machismo está muy metido en la masa de la sangre como para que desaparezca de la sociedad de un día para otro; sobre todo porque son muchas mujeres, no todas, las que se prestan a que siga entre nosotros. Si no, díganme: ¿qué hacen nueve mujeres en un palco del Falla obligadas a calentar al público con sus palmas por bulerías aguantando bromas lacias de cuatro carajotes y bailando los tanguillos por turno? ¿Por qué son de una mujer las primeras carcajadas que se escuchan a un cuplé malo sobre la parienta o la suegra?
Recuerdo cuando salieron Las molondritas, que en todas las entrevistas que les hacían a algunas de ellas, todo el interés lo ponían en dejar claro que ellas tenían la casa atendida y que antes de ir al ensayo todos los quehaceres estaban terminados; como si los hombres tuviéramos que justificar el tiempo que dedicamos a las aficiones. ¿Sería capaz una mujer casada de irse de copas después del ensayo y llegar a su casa a las cuatro de la mañana oliendo a güisqui y con ganas de jaleo? Pues eso es muy normal entre nosotros.
Sois vosotras, mujeres, las que tenéis que cambiar la situación; no basta con hacer un coro femenino, hay que conseguir que eso sea un CORO como los demás; al que nadie le tenga que regalar aplausos porque sea distinto, sino que se le respete porque sea un coro de personas.
Perdonad mi dureza diciendo las cosas, pero me revienta el machismo y me duele que las mujeres lo sean.
Mañana será otro día.