El cartel de la función de anoche no invitaba precisamente al optimismo y el transcurso de la velada no hizo sino confirmar los peores presagios. Un buen número de agrupaciones vagabundeó erráticamente entre las fronteras de la mediocridad y la más absoluta calamidad. La comparsa gaditana ‘La verdad de mi locura’ se postuló como una digna sucesora de ‘El Oráculo de Gadeiras’, ‘El Batallón multiusos’ nos recordó cómo se las gastan en Salar y la chirigota de Servando Sabajanes ‘Una chirigota de vuelta y vuelta’, dejó al público rezando para que no hubiera vuelta.
Los que no tendrán problemas para obtener el pasaporte a la siguiente fase del concurso serán los guiris de Vera Luque, que con su completo repertorio del que destacó la tanda de cuplés, colmaron las expectativas de los aficionados más exigentes, que los recibieron cantando el célebre «somos los hinchapelotas». Compitieron en risas con el cuarteto ‘Los que están al pie del cañón’, que conectaron rápidamente con el público gracias a su fresco repertorio y, en gran parte, por el buen hacer de uno de sus componentes.
De la sesión de anoche también hay que salvar a los encargados de abrir y cerrar el espectáculo. Los primeros, el coro ‘Cai milenaria’ de Paco Mora, con su casticismo y su apuesta por el flamenco cautivó al respetable. Los últimos, la chirigota de profesores ‘Los auténticos tíos de la tiza’, aprobaron con nota en una noche en la que predominaron las calabazas.