La lluvia deja huérfano el lunes de coros

El carrusel de ayer se traslada al próximo sábado

Por  12:49 h.

La lluvia de las últimas horas del domingo hacían presagiar lo peor. Si la Cabalgata tuvo que correr más que nunca por culpa de la creciente amenaza, en esta ocasión, los fuegos artificiales que anuncian el final ficticio de la fiesta no ejercieron de mentirosos. Entre otras cosas, porque no hubo exhibición, por lo que la fiesta, que en principio estaba previsto que debiera continuar, continúo. Pero lo hizo en la carpa, con el personal bien resguardado de una lluvia que, como la fiesta, también amenazaba con continuar.
Y amaneció el lunes, con una meteorología más dañina que la del epílogo del domingo. A las doce de la mañana, las primeras bateas tomaban posiciones en los tres recorridos alternativos dispuestos para el carrusel. Entre el personal serias disensiones. Algunos querían cantar desafiando al tiempo y otros comenzaban a buscar a sus respectivas parejas y amigos  para disfrutar de un lunes festivo, aunque fuera lejos de su espacio natural. Llegada la hora del inicio, San Pedro cerró cualquier tipo de debate. Estaba claro que no iba a haber carrusel. Y no por falta de ganas de gaditanos y visitantes –por cierto muy numerosa ayer su presencia pese a ser sólo festivo en la capital–, sino porque la organización ya había decidido la suspensión. Rápidamente se produjo la lógica dispersión provocando una estampa inusual en la calles de Cádiz, con coristas deambulando con acompañantes por todos lados.
A renglón seguido se decidía que el carrusel de ayer se trasladaba a la jornada del próximo sábado, donde competirá con el del Mentidero.
A las cuatro de la tarde, con la lluvia arreciando, los bares le ganaban la partida a las esquinas que se quedaban desiertas. Las ilegales, en su mayoría, también desistían.  En la esquina de la calle Ancha, un grupo de chirigoteros sevillanos se pre-paraba. Sería para mojarse.