Ambos resultaron ser los protagonistas de la noche. El primero por las
coplas y por su ausencia. Por primera vez en 31 años, el autor era
víctima de la política de rotaciones del coro. Seguía desde la cabina
de iluminación la actuación de los suyos. Pero corría tras el escenario
al finalizar el popurrí. «Somos doce en la orquesta y dos nos tenemos
que quedar fuera. En este caso nos ha tocado a los más veteranos, Pepe
Cervantes y yo», señala Pardo. «Sólo había faltado el año de Buque
Escuela porque estaba enfermo». Desde fuera «uno se siente más
nervioso, se pasa peor. Pero que nos quiten lo bailao».
No estaba ni mucho menos solo en el Teatro, de nuevo repleto. Se
acercó el escritor roteño Felipe Benítez Reyes en uno de los palcos.
Cerca de él se encontraba Tony Rodríguez, el monologuista gaditano que
este año también ha traído una chirigota. Obviamente, con la sudadera
cadista.
También los humoristas Manu Sánchez y Pepito el caja. Esperaban con
impaciencia la actuación de Los enteraos. Y Selu no defraudó. La
presentación y el primer pasodoble, geniales, resultaban ser un
aperitivo antes de la gran copla. Estos maestros liendres, zalameros a
más no poder, fueron a la conquista de la alcaldesa Teófila Martínez
con un piropo que hasta terminó por convencer a más de uno. En el palco
municipal, la regidora se desternillaba junto al equipo de Gobierno,
casi al completo. Tras el escenario siguieron con su tonteo. «¿Van a
decir que no es guapa?», soltaba el niño. «Bueno, las hay mejores»,
respondía la alcaldesa.
Agradecimiento
«He tenido un día muy duro y antes le he pedido que me hiciera
reír, pero no me lo esperaba». «En ese mismo momento le hice el
pasodoble», bromea Selu. «Espero que ahora ella me saque un pasodoble
para el día de Enamorados».
Después del calentón, el frío llegaba al Teatro. Imprevisión
meteorológica. Al cuarteto le costaba entrar en calor hasta que al
final traía el tornado al Falla. A carcajadas Santiago Pozas y Luis
Sánchez Grimaldi, representantes del Cádiz CF, en las últimas filas del
patio de butacas con varios amigos.
También acudió de nuevo Moisés Israel, que acudió al igual que hizo
el pasado domingo. Y mucha gente en pie y al grito de cuarteto,
cuarteto para despedir a Los del paraíso. «Ha costado arrancar pero la
gente al final se ha portado muy bien con nosotros», decía esa persona
que se esconde detrás de la serpiente.
Antes del descanso, los barbateños llegados de otro planeta se
entregaban, si bien muchos aficionados ya estaban más pendientes del
ambigú que de otra cosa. Allí departía Julio Pardo con el Noly, a la
espera de que se anunciase el coro a pie, destinatario de la letra
crítica que soltó en el segundo tango.
Cadilandia y Esta chirigota vende dieron el último impulso a una
sesión que iba perdiendo fuelle a medida que pasaban las horas. Ya son
muchos días de Carnaval, y algunos lo empiezan a notar.