El sabor a Cádiz

Los grupos de fuera son los que más han entendido las reglas no escritas de las coplas de Carnaval

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Mi buen amigo: Si estás siguiendo por Internet el desarrollo de esto, estarás comprobando que en cuestión de letras no nos podemos quejar; a pesar de que hay detractores por ahí diciendo que ya no se escriben letras interesantes. Con poner un poquito de atención veremos que se están tocando las cuestiones que, durante el año, han acaparado nuestra atención, nos han preocupado y nos han hecho discutir, llorar y reír.
Lo triste es que las agrupaciones que vienen de fuera son las que mejor han entendido las reglas no escritas sobre las coplas de Carnaval; esas normas que dictan que el Carnaval de Cádiz está pensado para la denuncia y la crítica. Así que hay veces que si queremos escuchar letras interesantes, tenemos que hacer un esfuerzo y escuchar a esas agrupaciones que vienen con la única esperanza de cantar, como máximo, tres veces en el Falla. Porque las tonterías más grandes se escuchan en las agrupaciones llamadas buenas; es decir, en aquéllas que aspiran a premio. Hay autores que están tan imbuidos en esto del Concurso, que se pasan el año pensando en lo que van a hacer para el Falla; y están tan al margen de lo que ocurre en el mundo que a la hora de escribir no saben  qué contarnos; como si no hubiera ocurrido nada a nuestro alrededor que no sea lo que cuenta el Tomate y los demás programas dirigidos al corazón pero que revuelven el estómago. Si a eso sumamos que existe la idea de que el tipo tiene que ser de Cadi-Cadi, después nos encontramos con que casi todos los que aspiran a Final nos dejan las letras más manoseadas, casposas, chirriantes, gastadas, machistas, reaccionarias y extemporáneas. Cuanto más compiten por un premio, más antiguo parece el repertorio, que en la mayoría de los casos está repleto de tópicos y apestando a sotana, porque no paran de hablar de iglesias, santos, patronas y cristos en procesión con saeta incluida; y gaditana de mantilla con un embrujo tal, que va llamando la atención por donde quiera que pasa pero que no le sale novio ni de potra y por eso se disfraza de esa guisa.
Pero habrás observado y, por tanto, constatarás que no son cosas mías, que, encima se tiran pildoracitos unos a otros por la misma cuestión. Es decir, que casi todos hacen lo mismo año tras año, y todos se critican por lo mismo. Aquí se trata de sacar el tipo más gaditano; que la agrupación huela a Cádiz; y no nos damos cuenta de que el gaditano, cuando canta, sin darse cuenta y sin pretenderlo, gaditaniza lo que canta; de la misma manera que si un cubano cantara unas bulerías, todos sabríamos que se trata de un cubano cantando unas bulerías. De modo que si lo que se cuidara fuera la manera gaditana de cantar, representáramos lo que representáramos, tendría sabor gaditano. Lo malo es vestir a un coro, por poner un ejemplo, de pescaores de la Alameda, y que después suenen las voces engoladas e impostadas al estilo de coros zarzueleros que nada tienen que ver con Cádiz.
Con la música ocurre lo mismo: una comparsa sabe a Cádiz porque el pasodoble tenga sabor a Cádiz, no porque vistamos a la comparsa de piconeros. Mi querido Aldonzo: todo esto te lo cuento porque vives en Puertollano y tú no se lo vas a contar a nadie; si no, no me atrevería. Un abrazo.