AMOSCUCHÁ! 2011

El Pópulo es para reincidentes

La segunda y última noche de la concentración de callejeras recupera la dimensión acogedora de una exquisita cita para disfrutar de las coplas

Por  1:33 h.
El Pópulo es para reincidentes

 

Alas agrupaciones callejeras, aunque parezca contradictorio, les gusta y les favorece cierto silencio alrededor, una cantidad de público moderada. Los que llevan grabada a fuego en la memoria una tarde o una velada de ilegales se recuerdan entre pocos oyentes, casi menos que intérpretes, en aquella placita, esquina o bar donde tuvieron la suerte de encontrar ese repertorio en presencia de pocos testigos.

Esa magia reapareció anoche en El Pópulo y sus alrededores, de Flamenco a Cristóbal Colón, y reconcilió Amoscuchá! con la esencia que hizo nacer la convocatoria. La segunda y última noche de la cita convocada por LA VOZ en 2011 tuvo proporciones más cercanas a su propósito original. Si el miércoles acudieron casi cien grupos en un radio de otros tantos metros, del Campo del Sur a Canalejas, de Santo Domingo a Candelaria, las cifras de ayer volvieron a lo doméstico, a lo familiar y lo cercano. Eran miles los asistentes, pero ordenados.

Las chirigotas presentes se acercaron más a las 50 que a cualquier otro número y las aglomeraciones, las calles taponadas, ese enorme poder de convocatoria que trae consigo efectos secundarios indeseados (suciedad, botellón, murmullo excesivo…) ya bajó hasta el aforo exacto. Fue una noche para reincidentes. Repitieron algunos pero no todos gracias a Dios (Momo) que rige con sapiencia los flujos humanos del Carnaval.

Los corros alrededor de lospequeños tablaos en San Martín o la Posada del Mesón tenían menos capas de espectadores. Algo menos de público, mucho más disfrute. En la madrugada del jueves aparecieron hasta los del Gago, cuarteto callejero por excelencia, comparsas femeninas de concursos, una decena de romanceros y varias de chirigotas (majorettes, policías antiguos, jacksons, presidentas de comunidad, budistas…) que habían sido vistos la noche anterior. Todos, con más comodidad, regresaron al lugar de los hechos. El chirigotero siempre vuelve a donde disfrutó. Y el público. Volverá a suceder el año que viene. En 2012, nada menos.