El Gallinero pasa de la euforia a la tensión al ritmo de las comparsas

Noche caliente

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Era otra noche de duelo de comparsas. Aragón y Quiñones volvían a enfrentarse bajo el mismo techo y bajo el mismo público. La primera en hacerlo fue La pensadora gaditana, de Quiñones, que terminó su actuación con un público entregado y eufórico. Una euforia que se terminó cuando salió a escena Los comparsistas se la dan de artistas, con un grupo algo agresivo y con un espectador tenso. Un sentimiento que fue aumentando a medida que avanzaba la actuación y que llegó a su punto máximo cuando un espectador pidió al respetable que aguardase al final del pasodoble para aplaudir. Algo que indignó a los aficionados de Aragón, los cuales comenzaron a responderle verbalmente. Y tras un gran revuelo, Ramoni continuaba con la tensión en las tablas. «Vamos a empezar a dar lecciones», decía el veterano componente a los suyos. Y de esta manera fueron llegando al final del repertorio, que otra vez Ramoni despidió con una fea expresión, aunque es verdad que no tenía dedicatoria alguno.
Sin embargo, esto no fue lo mejor de la noche. Antes de este duelo de altura, la chirigota Huele a ropero volvió a demostrar que tiene calidad suficiente para aspirar a todo, al igual que el cuarteto de Ángel Gago, Esta boca es mía, que con su gracia inteligente volvió a hacer disfrutar al público, algo más frío que en sesiones anteriores.
Para presenciar en directo estas actuaciones estuvieron por el teatro el pregonero del Carnaval, Javier Ruibal, que acudió a su palco junto a unos amigos, así como otras caras conocidas como el ex entrenador del Cádiz, Jose González, o el delegado provincial de Educación, Manuel Brenes, gran aficionado. Las damas de Chiclana tampoco quisieron perderse el espectáculo.