El Carnaval se vive en silencio

Esther López, una gaditana sorda, alcanza la última prueba para ser ninfa

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Habla con las manos y con el cuerpo, en un idioma diferente, pero tiene las mismas ilusiones que cualquier otra joven de su edad. Esther López no tiene la suerte de paladear las letras y músicas de nuestros mejores autores, pero vive las actuaciones de las agrupaciones en el Falla con más intensidad que cualquier otro aficionado. Una gestualización, un signo o un disfraz significa para esta gaditana poder sentirse igual a los demás, dar sentido a la vida. Sin embargo, ser sorda no le ha impedido luchar por un sueño: ser ninfa.
Su valentía y su pasión por el Carnaval le han llevado a presentarse ante los miembros del jurado del concurso de ninfas con una intérprete e intentar convencerles de sus muchas cualidades para representar a la mujer gaditana mejor que el resto de las candidatas. Consiguió pasar la primera selección y ayer se enfrentó a la segunda prueba, superando con éxito los nervios habituales de la ocasión. Reconoce que su comparsa favorita son Los Trasnochadores, de Jesús Bienvenido, y cuando comienza el concurso ya no se separa de la televisión. Entonces son sus padres y sus cinco hermanos los que le ayudan a comprender las letras y a sentir las músicas que ella nunca podrá escuchar.
Ahora sueña con una importante llamada telefónica desde el Ayuntamiento que le puede convertir en la primera ninfa sorda de la historia del Carnaval, aunque si esto no ocurre y simplemente le llega la carta de agradecimiento, no está dispuesta a tirar la toalla. Sabe que puede ser un ejemplo a seguir por otras muchas jóvenes con problemas, y por eso, si no consigue su propósito, el año que viene volverá a presentarse al concurso.
Esther soñó ayer que estaba sentada con otras ocho compañeras en el tornavoz del Gran Teatro Falla, vestida de piconera, con un traje rosa, su color favorito, y que podía bailar un tanguillo siguiendo las vibraciones de la música en las tablas de un escenario. Esther no escucha pero sí puede soñar. Y a veces los sueños se convierten en realidad.