El Carnaval desafía a la crisis

La gran afluencia de público al concurso, el aumento de los ingresos por la retransmisión y la inversión de los grupos en montajes demuestran que la fiesta sobrevive a las adversidades

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Si el Carnaval de Cádiz sobrevivió a la dictadura de Franco durante décadas, ¿por qué no iba a hacer frente ahora a la crisis?. Y es que a la fiesta gaditana le sobran motivos para desafiar a todos los fenómenos adversos y convertirse en su principal adversario. El concurso del Falla ha demostrado en los cinco días que lleva en marcha que la crisis económica que sufre el país no le ha afectado ni a nivel de espectadores ni de agrupaciones. Una buena muestra de ello es que el teatro ha rozado el lleno prácticamente en los seis días de concurso que se han celebrado hasta el momento. De hecho, de las 13.500 entradas que se pusieron a la venta para las quince funciones de la fase clasificatoria, ya se han vendido alrededor de 12.000. Unas localidades que tienen los mismos precios que el pasado año, y que requieren invertir un mínimo de diez euros, que es lo que cuesta la entrada más barata con la que se puede acceder a Paraíso. Los que quieran una ubicación mejor tienen que desembolsar 20 euros, y esto sólo en preliminares, ya que los precios subirán en las próximas fases hasta alcanzar los 50 euros que vale una entrada de butaca en semifinales.
Tampoco se privan de nada los aficionados cuando van al teatro. El ambigú siempre cuenta con numerosos clientes, que no desaprovechan la ocasión para tomarse un refresquito en la barra mientras intercambian opiniones sobre sus favoritos. No obstante, los que quieren ahorrarse algunos euros salen al exterior del recinto y acuden a los locales que se sitúan en los alrededores y que suelen estar siempre a rebosar. Allí se reúnen precisamente con los aficionados que no acuden al teatro, pero que se acercan a tomarse algo en los alrededores para contagiarse del ambiente del Falla.
Curiosamente, los aparcamientos de la zona más cercana a la Plaza Fragela también están a tope durante las horas que dura el espectáculo. Los aparcamientos de Santa Bárbara, Santa Catalina o el del Club de Tenis son los más beneficiados.
Las agrupaciones también han plantado cara a la situación. De hecho, cada vez son más los grupos que lucen costosos montajes y tipos espectaculares, que requieren una importante inversión. Esta edición las agrupaciones se han gastado una media de 6.000 euros en este apartado, lo que multiplicado por las más de 150 participantes suponen casi un millón de euros. El coro es la modalidad que cuenta con mayor presupuesto y, en esta ocasión, ha sido el coro de La Viña, La jarca de Manué, con 30.000 euros, el que más ha apostado, seguido muy de cerca por La bien nacida de Juan Antonio Lamas y José Antonio Valdivia, con 26.000 euros. Los que mueren por la pipa de la Paz… de la Pepi, de la Juani, de la Pilar, de José Manuel Valdés, han presupuestado 23.000 euros para sacar la agrupación a la calle.
Tipos y puesta en escena
En comparsas, este año la más arriesgada a pesar de la crisis son Los trasnochadores, de Jesús Bienvenido, que han gastado 12.000 euros en la puesta en escena que lucieron el sábado y que ha sido elaborada por la empresa Artifex. Los Ruinas, de Nene Cheza y Vicente Lázaro gastará 10.000 euros, mientras que Los Prenda invertirán 9.000 euros.
En chirigotas, el grupo del Lobe también se ha acercado a los 12.000 euros. Artesanos, sastres y maquilladoras siguen siendo los principales destinatarios de este dinero, que suele quedarse en la ciudad.
Tampoco han escatimado los grupos en reclamar a las televisiones más dinero por los derechos de retransmisión del certamen. Como este año acababa el contrato con Canal Sur, el Patronato ha aprovechado la ocasión para renegociar las condiciones económicas, consiguiendo incrementar los ingresos en este apartado. Los grupos ganarán más gracias al reparto de derechos entre la televisión municipal, Onda Cádiz, y la Radio Televisión Andaluza.
El único inconveniente que han encontrado las agrupaciones como consecuencia de la crisis es el descenso de la publicidad. Los grupos han dejado de ingresar algunos euros por la falta de anunciantes para los libretos que después venden en la calle. Así, la principal empresa–Supersol– que introducía publicidad tanto en libretos como en los bombos de los grupos, ha dejado de colaborar por los recortes que está llevando a cabo en su presupuesto.
Y es que las crisis van y vienen, pero el Carnaval siempre estará dando la cara, pues allá donde va triunfa. Sus ingredientes nunca fallan. Por ahora, son infalibles.
nagrafojo@lavozdigital.es