Diosas y ninfas

A mí me parece que eso de ser ninfa va en contra la Sociedad, puesto que va contra el progreso

Por  0:00 h.

En un artículo de prensa, el bueno de José María Jurado nos vuelve a recordar que la figura de la Diosa y las Ninfas están ya muy gastadas como para que las sigamos manteniendo; que ya, a estas alturas de la democracia y de los intentos de abolición de los privilegios de los hombres sobre las mujeres, cuando se ha conseguido que haya un ministerio, consejerías y concejalías de igualdad, suena contradictorio que por parte del Ayuntamiento se promueva y fomente una figura rancia y completamente machista.
Estoy totalmente de acuerdo con Jurado aunque yo siempre diga que todo lo que haga una persona adulta con conocimiento de causa y en pleno ejercicio de sus facultades, está bien hecho; ahora bien; siempre que lo que haga esa persona no moleste ni a particulares ni a colectivos; y a mí me parece que eso de ser ninfa va contra la Sociedad puesto que va contra el progreso: cuanto más apoyemos que las mujeres sirvan para adornar y para desahogo de la calenturienta imaginación de los hombres, menos pasos hacia delante daremos; y si, encima, se traslada la imagen del florero a los colegios para que las niñas les hagan un hueco dentro del mundo de sus deseos, peor que peor. Porque conozco a padres que aun estando en contra de que las mujeres sean floreros, no han tenido más remedio que tragar porque a su niña la han elegido en su colegio para ninfa y le ha faltado valor para decirle a la criatura que ella no va a ser adorno de nada; es decir que está introducido en los colegios a la fuerza. Y eso a mí me parece un despropósito de lo más exagerado: el colegio está para hacernos cultos, ilustrados y libres; para que aprendamos a discernir y para que, dentro de ese mundo de dudas en el que nos vamos a desenvolver toda la vida, tengamos una remota posibilidad de conducirnos de una manera razonable. Pero si en la escuela introducimos los defectos de los adultos, los eternizamos ¿Organizamos entre las niñas concursos de belleza, o de modelos de pasarela? ¿Les volvemos a enseñar a cocinar y a bordar su ajuar? ¿Las instruimos para que sean buenas amas de casa enseñándoles a hacer las camas y a usar la fregona? ¿Verdad que no? Pues colocarlas en un palco a la vista de todos y para que sea el centro de las bromas (más pesadas que inocentes) de chirigoteros sin recursos, está a un paso de lo que estoy diciendo. Las niñas de esa edad no tienen posibilidad de elección si tienen una madre chapada a la antigua y frustrada porque ella no pudo ser ninfa; por eso el colegio debe estar libre de todo lo que no sea bueno para la mente y el cuerpo. Si la madre quiere, por su cuenta y riesgo, preparar a su hija para la pasarela, ella se hará cargo de su responsabilidad; pero la Sociedad, es decir, la Enseñanza Pública, no debe ni asomarse a la posibilidad de que las niñas aprendan que sólo sirven para gustar al macho. Y en eso la Prensa debería tener mucho que decir.
Mañana será otro día.