De Herencia, un pito de caña

La chirigota manchega pone rumbo a Cádiz a las seis de la mañana, con la «espontaneidad» por bandera y después de «trabajar como animales», para convertirse en protagonistas de la fiesta gaditana

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De interés turístico internacional tiene fama el Carnaval gaditano, y yo me pregunto qué interés tendrá el Carnaval de Cádiz pa un rumano». Para un rumano, quizás no, pero para un manchego,… y para un murciano,… Tal atracción despierta que estos grandes aficionados no dudan   en robarle horas al sueño y al descanso para invertirlas en un viaje fatigoso con la incertidumbre en sus pensamientos.
Ayer Llegaron los de la Mancha y escribieron una nueva página en la historia de la fiesta. La primera chirigota procedente de Herencia, un pequeño pueblo de Ciudad Real de menos de 9.000 habitantes. Y gran parte de sus vecinos revolucionados.
Emulan a don Alonso Quijano, pero son muchos kilómetros para ir a caballo. Dejan a Rocinante en la cuadra y alquilan el bus, a cuenta del Ayuntamiento. Esos dos mil euros son un gran empujón para relanzarlos dirección a Cádiz, donde darán publicidad a su tierra. «Parece un autobús del inserso», comenta José Juan Torres, representante legal. Van 51 entre componentes, familiares y amigos.
Lo demás, alojamiento y comida, corre de su bolsillo. Aunque dormir es lo demenos, «porque después de la actuación vamos a darnos una vuelta por todos los bares de la ciudad». Y eso que  antes de actuar están «reventados. Salimos a las seis de la mañana y hemos llegado a la cuatro». Se pintan las ojeras aunque muchas vienen de fábrica, producto del cansancio.
Bastante antes de que comience su actuación entran en el Falla, juntitos, algo nerviosos. Se abre la puerta de atrás, se les nota perdidos. «¿Adónde vamos, tú que eres de Cádiz?», le preguntan al primero que pasa. Camerino 5. Allí suben. El primero su autor, Nasser Mohamed Abu-Baker Espinosa. Otra pincelada exótica. Padre palestino, madre de Granada, manchego de pura cepa.
Es el gran culpable de que su grupo se embarcara en esta aventura. «Llevamos trece años saliendo en los Carnavales de Herencia (son conocidos como el grupo de Los pelendengues). Hemos ido evolucionando, cada vez nos exigimos más, y el autor consideraba que ya era el momento de venir al Falla». Comentan con guasa que «somos la mejor chirigota de Herencia, y también la única. Allí el Carnaval se vive mucho en la calle, pero no con tantas agrupaciones».
Esfuerzo y trabajo
¿Las pretensiones? «Vamos a darnos un homenaje. No pensamos en pasar rondas, aunque no sabemos cómo saldrá». Aseguran que «hemos trabajado como animales desde septiembre, y por lo menos estamos afinaítos». Sólo son novatos en el Carnaval gaditano. En Herencia son ese típico grupo «que está metido en todos los follones. La banda de música, el Carnaval, y para lo que haga falta».
Reconoce que la chirigota es «totalmente distinta a lo que se hace en Cádiz, como todo lo que viene de Despeñaperros para arriba». Por eso bromean con ese cursillo rápido de gaditanismo que han tenido que hacer para que la actuación no chirríe a los oídos de la afición. «Llevamos desde septiembre diciendo pisha y quillo, a ver si se nos pega algo».
La idiosincrasia manchega es muy distinta a la de Cádiz. Y la gracia, también. «Si nos define algo quizás es la espontaneidad. Decimos lo que pensamos. No somos tan gesticulantes, ni las expresiones son tan graciosas como en Andalucía».
Calientan la garganta. Los nervios comienzan a ganarle la batalla al cansancio. Una copita para sentirse más arropado. Junto a ellos en todo momento la televisión manchega. Los herencianos se muestran orgullosos, porque es una chirigotera de la tierra, no de un emigrante gaditano. «Eso lo hace todo más difícil. Lo único que tenemos de Cádiz es el forillo, que nos lo pintaron en Artifex aunque el diseño es nuestro».
La sonrisilla nerviosa empieza a aparecer en sus rostros. Se arremolinan antes de subirse a las tablas. Abren cortinas, y cantan juntitos, muy flojito. Se quitan el disfraz de Don Quijote y que quedan con la camisa llena de manchas y una lavadora al lado. A medida que avanza su actuación empiezan a disfrutar del momento, y acaban de rodillas sobre el escenario, ante un público que aplaude con cariño su esfuerzo y su afición.
Todo termina. Y empieza otro capítulo. Acaban abrazados, sin saber si volverán. Es su deseo.
También de Beniaján
La de Herencia no es la única agrupación que ha causado sensación este año por su valentía y su resistencia.  Los chicos de Beniaján (Una chirigota de Cadi) recorrieron 690 kilómetros en autobús, acompañados por veinte aficionados, familiares y amigos.
Tuvieron que salir a las siete y media de la mañana para llegar a las cuatro de la tarde. Maquillaje, calentamiento, y a las dos de la madrugada sobre las tablas del Falla. Lógicamente pernoctaron en la capital, con el gasto que ello conlleva (el motivo de que no vengan más foráneos).
Sin duda, este Carnaval quedará en la historia por ser el que más litros de gasolina ha gastado por el camino. Más de la mitad de grupos presentados llegan de fuera de la capital (78 de 145). Hasta once agrupaciones provienen de Sevilla, con un buen número de coros (que llevan mayores componentes), y no faltan las de Arroyo de la Miel, Torremolinos, Valverde del Camino, Córdoba o Punta Umbría. Por supuesto, todas las localidades la Bahía y parte de la provincia están representadas.