Coplas sobre la bocina

El cuplé al tornado de José Manuel Valdés recuerda esas letras frescas, de rabiosa actualidad, como la de Los Fígaros al Madrid o La Quintaesencia a la descalificación de Santander

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El Carnaval es periodismo cantado pero ¿es posible enterarse de una
información de rabiosa actualidad en el mismo Teatro y sin encender la
radio? José Manuel Valdés se hizo eco y se cachondeó a final del día de
la noticia que inquietó a la Tacita. Pero no ha sido el único.

El mítico Paco Alba asumió el papel de los actuales carruseles
deportivos y con su copla comunicó a los espectadores el resultado del
encuentro de Copa de Europa del Real Madrid, jugado unos minutos antes.
Corría el año 1964. Los merengues disputaban un partido de competición
internacional, y los Fígaros ensayaban en camerinos, atentos al
transistor. Se enteraron del marcador, completaron un cuplé que tenían
medio escrito, dos pasadas rápidas, y sorprendían al respetable con la
noticia, rimada y musicalizada. Nadie lo olvida, ni se lo explicaban
los presentes. «Ahí se ven los artistas», le dijo el autor a sus
componentes.

Sobre la bocina aparecen anécdotas inolvidables. Sin lugar a dudas,
la improvisación y el chiste rápido son dos de las señas del Carnaval
gaditano.

Dando un repaso a la historia, los grandes aficionados recuerdan el
famoso 23 de febrero de 1981, el 23-F, y el día después. El cuarteto
Cuatro parlamentarios parlanchines y estrafalarios saltó a las tablas
con una parodia del golpe de Estado, tirando a «todo el mundo al
suelo». El Falla no puso en evidencia la autoridad del tricornio y
acabó besando la moqueta.

Han sido muchísimas las coplas que han hecho alusión al fallo del
Jurado, emitido uno o dos días después. Los Musiquitas de Tino Tovar se
acordaron de la cantera (Cantamañanas, Criticonas, Makeijan y Los
últimos del Titanic) y Los hijos del Lama reventaron la final con su
recuerdo a los cajonazos de este año. Ese pasodoble introducía las
músicas de El séptimo de caballería y Las belloteras, que respondieron
al año siguiente con Los enterraores.

Los Carapapa siempre se guardan esa carta en la manga. Como aquel
97, con sus Blancanieves y los siete enanitos, sacándole punta al
incendio del cine municipal, que ardió un día antes.

El Canijo sorprendió el pasado Concurso con un cuplé al nuevo himno
de España, retirado esa misma semana, y del que se rieron pocas horas
después de que se conociera la noticia.

Levanta al público, multiplica la puntuación, da mucho que
hablar,… pero es un riesgo enorme. La historia reciente recoge
algunos intentos fallidos. La Quintaesencia de Antonio Martín se
atrevió en la final de 2006 a cantarle a la descalificación de la
chirigota de Manolo Santander, El movimiento del 36. Eso fue a las dos
y la comparsa actuaba a las cinco. «Estábamos en la peña cuando nos
enteramos de la descalificación, y todos convenimos en hacer una letra
que puso al público en pie», recuerda Martín. «Es la letra más fresca
de la historia», reseña.

Y cómo olvidar el lío que se montaron Las pitorrisas el año pasado,
con un pasodoble en parte inaudible que pudo costarles el primer premio.

Algunas coplas están enjaretadas a falta de la última puntada,
otras (las más meritorias) son de nueva creación. Es la mejor arma en
la guerra del Concurso, a riesgo de que los nervios produzcan el efecto
contrario. Aún así, todo el mundo lo agradece. Y aunque sea sobre la
bocina, vale la canasta.