Aplausos y cachondeo

Si has hecho lo que te dije por teléfono estarás escuchando a través de internet el concurso

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Mi buen amigo Aldonzo: Si has hecho lo que te dije por teléfono, estarás escuchando a través de Internet el Concurso; aunque sé, sin que tú me lo digas, que no eres capaz de estar pegado a la radio cada noche hasta las tres de la mañana: aquí también hay pocos gaditanos que lo hagan. Por una simple razón: hay cosas que no se las traga ni el que las creó. Lo que pasa es que se echa el tiempo encima y los que se inscriben en el Concurso van con lo que tienen; a parte es que también hay gente a la que le da igual servir de cachondeo; y otra que es tan torpe que no sabe distinguir un aplauso sincero de una simple mofa en forma de ovación, que es la que suele dedicar el paraíso cuando quiere  disimular las ganas que entran de degollar a alguien.
El Concurso entero sólo se lo tragan los medios de comunicación y porque no tienen más remedio por la falta de ofertas laborales que existen. Si hubiera trabajo de sobra todo lo iba a tener que hacer Bablé. Claro, tú ahora dirás que, entonces, qué hago yo aquí en Cádiz; a lo que te contestaré que los aficionados sabemos que al Falla se va a ver a una o dos agrupaciones cada día; no más. Lo demás es guano o terquedad; porque una vez puede que el jurado se equivoque con ciertas agrupaciones y no las valores en su justa medida; pero si tú vienes al Falla seis veces seguidas y no consigues pasar a semifinales, a donde tienes que ir la próxima vez es al siquiatra.
Con el cuarteto no sé que está pasando. Cuánto hubieran dado el Gómez, Matos, Padilla y Caracol, por que a su cuarteto Ser o no ser (o, incluso, Tres notas musicales)  le hubieran brindado en su día la ovación que, anoche, se le regaló al de Sevilla Un, dos tres. No sé si es que el nivel de exigencia está por los suelos, si es que la televisión basura tiene a la gente «acarajotá» y nos reímos por cualquier cosa o es que estamos demasiado temerosos de que el cuarteto se pierda y regalamos los premios. No voy a decir que fuera malo porque no lo era; pero tú, Aldonzo, lo habrás comprobado, había una gran desproporción entre la calidad de los chistes y los aplausos recibidos; es más, hubo más aplausos que risas, y eso, como mínimo, es raro. Si a eso sumamos que la mayoría de los comentaristas sólo conocen el adjetivo «genial», resulta que a unos señores que, sin ser malos, hacen dos o tres juegos de palabras y tienen varias ocurrencias simpáticas, los hemos elevado a la categoría de genios. Cuando esos señores terminen creyéndoselo (como algunos que andan por ahí a los que le están dando esa categoría sólo por tener un apellido o mote sonoro) y un día contesten mal a un entrevistador, dirán que son unos prepotente y que qué se habrán creído.
Pero bueno, no seré yo quien les diga a los gaditanos lo que tienen que hacer; yo me siento aquí muy a gusto y estoy aprendiendo mucho. Además, una cosa es lo que se dice de boca para afuera y otra lo que se piensa; que hay comentaristas de radio y prensa que si regalan elogios es por no enfadar a nadie, no porque piensen así. Es decir que actúan obligados por la circunstancias. Otro día te hablaré de cómo tienen que comportarse los medios. Salud y un abrazo de Quirce.