Antonio Burgos: «El que mamó frase ajena fue Jesús Quintero»

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–La de 1988 no fue su primera experiencia con un pregón del Carnaval… también se le atribuye lo de «esto es Cádiz y aquí hay que mamar» que dijo El Loco de la Colina.
–De esa frase, lo cierto es que yo se la escribí a Quintero entre los 7.000 millones de cables que le eché para su pregón, y luego no solamente ni me lo ha agradecido ni me lo ha pagado, sino que nunca ha tenido la grandeza de alma de decir que la frase se la soplé yo, como El Masa le soplaba a Peñita cuando le entraba una mota en el ojo… Yo saqué esa frase de Quiñones, del estribillo de su comparsa Los Guanches, de aquello de «Máma aquí, Papá en Canarias». De ahí le monté al Loco la retórica carnavalesca del «Vengo a Cádiz por tres razones: la primera, porque en Cádiz hay que mamar; la segunda, porque en Cádiz hay que mamar…», sabedor de que a la tercera, San Antonio entera la diría. Resumiendo: que el que mamó frase ajena fue Quintero, porque ya se sabe lo que le pasa al que la copia sin decir autor…

–Lo más triste de recordar es que falte Carlos Cano para preguntarle
–Carlos tenía una visión más externa del Carnaval, no había vivido tanto Cádiz. Cuando grabó Las Habaneras desconfió de su éxito, lo hizo como por compromiso. Yo y el difunto Paquito Navarro tuvimos que buscarle al Quini y a su coro Raíces para el estribillo, pero de aquel disco él solo pensaba en lo del «calabacín, calabazán de la Bazán», en plan cantautor, no en clave carnavalesca y gaditana. Yo escribí la letra inspirándome en la que lleva Pemán en La viudita, y se la di mascaíta, como le di sus primeros compases y estaba con él cuando la componía, en mi apartamento, junto a la mar de Cádiz, y le iba diciendo: «Ahora arriba, ahora abajo, haz un picaíto…». Vamos, como quien mete la letra de medida de un tango en agosto, que es cuando hay que meterla… Porque Carlos vivía el Carnaval como de turista de sábado noche, y cuando grabó Las Habaneras, no las vio en su gaditanidad. Quien vea el primer disco en que se grabó, que se fije que van como de cagalástima: el tercer corte de la cara B. Con decir que al Quini, con lo que era, ni siquiera le mencionaron en la carpeta de la primera grabación… Y luego, tener que pechar toda la vida con haber escrito Las Habaneras de Carlos Cano… en las que él no escribió una sola palabra. La piriñaca hay que mamarla. Por todas estas cosas, Carlos y yo rompimos las amistades.

–¿Hay mayor premio que dejar una copla en la memoria de la gente, como una comparsa?
–Cádiz me ha pagado con creces. Me ha hecho Hijo Adoptivo. Le ha dado mi nombre al paseo que lleva a Santa Catalina. Y aparte de ese premio gordo, de la ciudad que inventó la Lotería, me ha dado la diaria pedrea de escuchar Las Habaneras a la altura popular de Los Duros Antiguos, Gaditana o Vaporcito del Puerto. Tras el generoso pago que me ha dado, cambiaría lo de «en Cádiz hay que mamar» por «con los gaditanos hay que morir»… No he visto gente más agradecida con quien llega un día, como este sevillano, de la mano de su padre, que había hecho la guerra con buena gente de Cai.