Antiguallas

Cuando uno anda por Cádiz nota que es una ciudad como otra cualquiera

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Cuando uno anda por Cádiz y habla con su gente, querido Aldonzo, nota que es una ciudad como otra cualquiera, que vive los problemas de hoy y que se desenvuelve como cualquier ciudad de hoy; como nuestro Puertollano amado. Sin embargo, cuando entra uno en el Falla, parece que entra en otro mundo. El Falla durante el Concurso, y escuchando determinadas letras, es como una burbuja en la que cuesta trabajo que entren los cambios sociales. Siempre hay agrupaciones que se escapan  al arquetipo arcaico y extemporáneo; pero hay una media alta de agrupaciones (incluyo aquí infantiles y juveniles), que parece que no se han ido del Falla desde el primer concurso que se celebró. Sólo se cambian de ropa, pero el lenguaje utilizado y el objetivo de los chistes sigue siendo el mismo pero añadiéndole «carajo», «coño», «tus muertos» y todo lo que ahora la censura permite; o dicho de otro modo, lo que la sociedad permite porque no existe censura y que los que se meten a escribir, sin conocer más allá de las cien palabras que se aprenden en la calle, tienen que utilizar forzosamente.
Y una parte del público bastante amplia parece haber estado encerrado allí con ellas; porque sigue aplaudiendo los mismos chistes y la misma forma de hablar de los años cincuenta.
Me estoy dando cuenta de que no nos sirven para nada los folletos turísticos ni lo que se cuenta en los libros sobre el «Caranaval»: cuando se viene al Falla, se cae al suelo la mitad de lo que nos cuentan los gaditanos porque esto se renueva poco. Fíjate que ayer salió un cuarteto tan antiguo que el personaje al que representaba uno de ellos era Kiko, de «El chavo del ocho». Por lo visto esa gente tiene un televisor de gas-oil.
Algunos aficionados me dicen que ya apesta el que se utilice el palco del Jurado, el de las ninfas y las personas que los ocupan para hacer reír  ¿No se dan cuenta algunos que la originalidad es la base del humor de las chirigotas? ¿No se cansa el público de reírse siempre de las mismas gracias?
Y lo peor, me dicen, es el repertorio  propiamente dicho. Hay un montón de autores que no se han enterado de que ya superamos la barrera del siglo veinte y están intentando hacer reír con el mismo lenguaje que hacían reír los autores de los años cincuenta; y de la misma manera que muestran su machismo  intentando que dar bien con las mujeres de forma muy torpe dedicándoles letras torpes y rancias, intentan, todavía, arrancar la carcajada a costa de las suegras, demostrando que son lo mismo de  zoquetes que los que concursaban en esto en 1900.
Sin embargo, los que presentan las músicas más insólitas y te las hacen pasar por tangos o pasodobles, te hablan de evolución, porque, por lo visto, la evolución sólo sirve para despreciar las músicas clásicas; para demostrar que el tiempo ha dejado en nosotros al menos un ínfimo poso de conocimiento y de cultura para afrontar la vida con la mente más abierta, para eso no sirve la evolución.
Aldonzo, si algunos gaditanos descubrieran nuestras cartas, me correrían a gorrazos. Menos mal que están en Babia. Un abrazo.