Adiós al Pópulo, regreso a La Viña

Las ilegales se preparan para darlo todo en el último fin de semana de Carnaval, previo a los ‘Jartibles’

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Dicen los más puristas que el Carnaval ya no es lo que era, que se está muriendo; y en parte, sólo en parte, tienen razón. Desde mi óptica de callejero (integrante de una chirigota ilegal) veo todos los años cómo el que dicen es el barrio más carnavalero, la Viña, se plaga de altavoces; cómo de la nada surge un contratado pasacalle al más puro estilo brasileño por las calles del Palillero y San Antonio; cómo estas mismas calles se vuelven intransitables no por las «bullas» sino por los puestos de pulseritas; cómo cada domingo de carnaval muchas agrupaciones del Falla desaparecen de las calles de Cádiz. Esa es la imagen que la gente «del peaje parriba» tiene de nuestro carnaval: la que le hemos permitido; ni más ni menos; fundamentada en exprimir hasta el último céntimo que se pueda sacar de «nuestro arte», como lo llaman. Tras varios años cantando en la calle, hablando con unos y con otros, muchas callejeras tenemos una perspectiva muy diferente: el Carnaval ES el carnaval en la calle; es disfrutar en familia o con tus amigos de tu copa de fino o manzanilla mientras escuchas un chiste de una chirigota que canta en una «casapuerta», es esperar en una esquinita de una plazoleta que el coro que te gusta cante ese tango que escuchaste en la tele; es quedarte atrapado entre Columela y Candelaria disfrazado de sheriff y tus hijos de indios porque una ilegal ha formado un «tapón». Este es el Carnaval que se está perdiendo y al que se le ponen más trabas y dificultades promocionando y permitiendo todo lo anterior. El Carnaval en la calle es, a mi juicio, la esencia del carnaval de Cádiz; sobre el que gira todo lo demás: los tablaos, el concurso y toda la parafernalia (necesarios o no es otra cuestión); y no, como todo el que viene de fuera cree, al revés.