La comparsa del genio

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La comparsa del genio

Autor de la letra: Antonio Martín Garcia
Autor de la música: Antonio Martín Garcia
Director: Ángel Subiela Gómez
Localidad: Cádiz

Paso por Preliminares

«¡Échale genio a la vida, que no puedan contigo!» Subiela parece haber aportado la templanza justa a un grupo cuya pasión tendía a desbordarse exageradamente. En el primer pasodoble, Martín pide perdón por sus críticas (con la boca pequeña visto el remate) a la prensa y a las radios, a Juan Carlos, Carapapas y a Tino Tovar, «y sobre todo perdón por ser gaditano». La segunda letra la protagoniza una «víctima de los EREs con cerca de sesenta» que tras toda la vida «sembrando para recoger» ahora vive recogido en casa de sus hijos. Musicalmente, el pasodoble guarda una coherencia interna poco usual en estos días, fluyendo con naturalidad la melodía del inicio a la coda. Simpáticos los cuplés: en el primero Antonio Martín no sale de la lámpara porque no le cabe la cabeza. En el segundo se preguntan cuándo dormirán las dichosas telefonistas sudamericanas. Buen estribillo, con su ramalazo bienvenidesco: «Yo no soy el genio de Cádiz, soy de Cádiz que es genial». En el buen popurrí, sobra la vacilada del teatrillo. Tras la actuación, Subiela grita:«¡45 años en carnaval y reinventándose!» Y lleva toda la razón.

Puntuación: ****

Vicente González

Paso por Cuartos de Final

Martín, Subiela y los suyos sorprendieron en preliminares colocándose como favoritos en muchas quinielas. Parece que el pase de cuartos se lo tomaron con la calma que les otorgaba dicha supuesta ventaja frente a sus competidores. No impactaron especialmente los pasodobles, el primero a los sentimientos de unos padres por sus hijos y el segundo a los atletas paralímpicos, merecedores a juicio del autor del Príncipe de Asturias. Esta última letra, muy lejos de la calidad que se espera del viejo coplero. Destacó más que los pasodobles la tanda de cuplés. Hasta tres buenos golpes tuvo el primero, muy al tipo. Bien también el segundo, a los mayas. En el popurrí, cambian la cuarteta del vacile martinista por otra en la que piden el pregón para el Love. ¿Pinchazo o estrategia? Habrá que esperar a semifinales para saberlo.

Puntuación: ***

SEMIFINALES
Y después de 45 años, le cantó Antonio Martín un pasodoble a Sevilla. Las cosas del Carnaval. No llega a ser un piropo porque, pese a trazar con pinceladas de poesía varias estampas hispalenses, en todo momento contrapone los rincones gaditanos que verdaderamente le quitan el sentío. Dardo envenenado para concluir: es cierto que nunca cantó a Sevilla, «pero no salió de mi boca los sevillanos son carajotes». La pluma del autor vuelve a relucir en la segunda letra, un sentido y hermoso grito de aliento a las personas que luchan contra la enfermedad innombrable. Discreto el primer cuplé. Con los cambios de Benedicto XVI, en el Belén en vez de al buey pusieron a Rajoy, que tiene los mismos cuernos. Más efectivo el segundo: están sobreviviendo a la crisis gracias a la generosidad de un vecino, que no es otro que Sánchez Gordillo. Remonta el vuelo la comparsa tras el bajón de cuartos. Posibles candidatos a todo.

Puntuación ****

Vicente González

Paso por la Final

Cuando cantó el primer día, pocos dudaron de la presencia de la comparsa de Antonio Martín y Ángel Subiela en la gran final. E, independientemente de haber realizado un concurso algo irregular, las primeras impresiones suelen ser las que cuentan. Para luchar por lo máximo, traen dos pasodobles de estreno. El primero, retomando aquella idea de homenajear a objetos inanimados (ya lo hizo con un contador), es el canto a un banco, pero de los de sentarse. Banco de los sueños, de los besos, en el calor de cuyos brazos muchos pasan las noches, lejos de los fríos cajeros. Gran letra. En la segunda, el autor sigue en la línea de recuperar sus temas fetiche y vuelve a cantarse a sí mismo, aprovechando para repartir algún palito a los comparsistas que marcan tendencia. Ninguna queja literaria sobre el pasodoble. Eso sí, la retahíla egocéntrica puede llegar a resultar cansina. Traen también un cuplé nuevo, el primero, en el que se ríen otra vez de su tipo. Para amortizarlo, con la lámpara y el humo saldrán delante del Prendimiento. «45 años y renovándose», repite Subiela. Sí. Pero esta noche, a medias.

Vicente González